Jesucristo estaba realizando uno de sus
habituales paseos por el cielo, cuando de repente se cruza con un hombre
de largas barbas, vestido con una túnica, con un rostro venerable. Y
Jesús, mirándolo con una mezcla de emoción y sorpresa, le dice:
- Perdone, buen hombre. Yo a usted le conozco de algo... Usted en la otra vida...
- Yo hace mucho tiempo que ya no estoy en la otra vida. En la tierra
era carpintero y tuve un hijo que se hizo muy famoso en toda la
humanidad.
Al oír estas palabras, Jesús abraza al venerable anciano y grita:
- ¡Padre!
A lo que el viejo replica:
¡Pinocho!
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